Prevención del delito juvenil

 


Para abordar la prevención del delito juvenil, es fundamental comprender los factores sociales, ambientales y culturales que influyen en que muchos jóvenes se involucren en actividades delictivas. La delincuencia juvenil ha sido ampliamente estudiada, ya que un número considerable de adolescentes y jóvenes se ven atrapados en este entorno, lo que evidencia la necesidad de intervenir de manera integral y oportuna.

Son numerosos los factores que inciden en que los jóvenes se vean involucrados en actividades delictivas, tales como el narcotráfico, la venta de drogas y el sicariato. Esta situación resulta especialmente preocupante, ya que representa un desafío significativo para el diseño y la implementación de políticas criminales efectivas.

Entre los factores se pueden mencionar las siguientes

1.      Desigualdad social.

2.      Desempleo.

3.      Falta de oportunidades educativas.

4.      Entornos de violencia e índices de criminalidad.

5.      Influencia de grupos delincuenciales en comunidades vulnerables.

La desigualdad social ha sido, históricamente, una piedra en el camino para muchas personas, ya que no todos cuentan con una distribución equitativa de la riqueza. Esto genera limitaciones significativas en diferentes ámbitos de la vida, como el acceso a la educación, la salud, el empleo y la vivienda, lo que a su vez obstaculiza el desarrollo social.

En este contexto, una gran cantidad de jóvenes se ven especialmente afectados. El aumento de la pobreza dificulta que muchos puedan continuar con sus estudios y, en muchos casos, incluso les impide acceder a un empleo digno, perpetuando así el ciclo de desigualdad.

Por otra parte, el desempleo es un factor que potencializa el desvío social de muchas personas. El sentimiento de aflicción y frustración que experimentan al no sentirse útiles dentro de la sociedad puede llevarlos a involucrarse en actos delictivos como un medio para salir adelante. Esta realidad se refleja en los noticieros y en análisis policiales, donde se observa un aumento preocupante de jóvenes que se integran a estos entornos de criminalidad.

Así mismo también los factores familiares y psicológicos influyen a que los jóvenes se vean envueltos en prácticas delictivas.

En el ámbito familiar, tal como se señala en el informe “prevención del delito”, el abandono de niños y jóvenes constituye un factor determinante que aumenta la probabilidad de que estos se involucren en la comisión de actos delictivo.

En este apartado comparto una noticia de Costa Rica que ejemplifica de manera clara la problemática que se está abordando, y refleja la cruda realidad que enfrenta la juventud dentro del territorio costarricense.

 


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https://www.youtube.com/watch?v=Ur-m_c6gXkQ

Esta noticia nos lleva a reflexionar profundamente sobre el futuro de la juventud. En esta misma línea de ideas, es preocupante cómo los grupos o bandas criminales aprovechan la vulnerabilidad de los jóvenes en riesgo para reclutarlos y utilizarlos en la perpetración de sus delitos. Esto se ve favorecido, en parte, porque la forma en que el sistema penal responsabiliza a un menor de edad es muy diferente a la que se aplica a un adulto, lo que los convierte en un blanco fácil para estas organizaciones.

Asimismo, el entorno se presenta como un factor determinante en la conducta delictiva, tal y como lo plantea la teoría de las actividades rutinarias. El contexto de nuestras calles y barrios puede facilitar que la comisión de delitos ocurra con mayor frecuencia. Esta teoría nos brinda una valiosa oportunidad para intervenir de forma preventiva, actuando sobre los espacios y dinámicas sociales antes de que el delito se materialice. No podemos ignorar cuántos jóvenes se ven afectados por su entorno, ya sea por la ausencia de espacios recreativos, la falta de oportunidades o incluso por comunidades donde la violencia ha llegado a ser normalizada y aceptada.

En el marco criminológico, la teoría de la tensión señala elementos importantes que describen cómo esta tensión afecta la calidad de vida de los jóvenes, y cómo, en muchas ocasiones, dicha tensión los lleva a perpetrar conductas delictivas. Según esta teoría, “la tensión puede provocar sentimientos negativos, como la frustración y la cólera, y la delincuencia puede ser una manera de expulsar esos sentimientos.” (Aebi). 

Asimismo, la teoría del control social de Hirschi señala que la debilidad en los vínculos de las personas con la sociedad incrementa la probabilidad de conductas delictivas. Por ejemplo, cuando un joven se encuentra desligado de su comunidad, le resulta indiferente lo que ocurre en su entorno. La calidad de las relaciones sociales que el joven mantenga con su familia, la escuela y la comunidad resulta indispensable para fortalecer estos lazos y prevenir la desvinculación social.

A partir de estos factores tanto sociales como psicológicos, resulta fundamental el diseño e implementación de políticas criminales integrales que aborden las causas estructurales y personales de la delincuencia juvenil, con el fin de contribuir de manera efectiva a la reducción de los índices de criminalidad.

Estrategias de prevención

Para abordar de manera integral la criminalidad juvenil, es fundamental considerar las diferentes dimensiones de la prevención, enfocándose en la prevención primaria, secundaria y terciaria.

Programas educativos: El Ministerio de Seguridad Pública ha desarrollado programas educativos dirigidos a la juventud, lo cual resulta de gran importancia, ya que educar desde el enfoque de la prevención primaria contribuye a que los jóvenes cuenten con mejores oportunidades y disminuya la probabilidad de que recurran a la delincuencia.

Actividades recreativas: Este tipo de iniciativas contribuye de manera positiva a que los jóvenes se integren a su entorno y establezcan vínculos saludables con personas de su misma edad, lo cual reduce las posibilidades de que se relacionen con individuos socialmente conflictivos. Además, representan una medida preventiva eficaz para evitar que se involucren en el consumo de sustancias ilícitas

Oportunidades de empleo: En el ámbito de la prevención, orientar a los jóvenes para que accedan a un empleo resulta fundamental. Como se mencionó en párrafos anteriores, el desempleo es un factor que contribuye significativamente a que un gran número de jóvenes se involucren en actividades ilícitas como el narcotráfico o la venta de drogas.

Por ello, a través de la prevención secundaria, se busca intervenir y brindar apoyo a las personas que se encuentran en situación de riesgo, con el fin de ofrecerles alternativas legítimas y evitar su ingreso al mundo delictivo.

 

Referencias

 

Aebi , M. (s.f.). Teorías Criminológicas aplicadas en la delincuencia juvenil. Obtenido de https://aprende.uned.ac.cr/pluginfile.php/1876901/mod_resource/content/0/Delincuencia%20juvenil_M%C3%B3dulo%202_Teor%C3%ADas%20criminol%C3%B3gicas%20aplicadas%20a%20la%20delincuencia%20juvenil.pdf

 

 

Castrillo, S., Mata Aguilar, B., Rodríguez Barrantes, K., & Villalobos Fonseca, H. (2020). Prevención del Delito Juvenil. San José, Costa Rica: Fundación del Servicio Exterior para la Paz y la Democracia. Obtenido de https://funpadem.org/wp-content/uploads/2022/02/2019-_-estrategias-policia-juventud.pdf

 

Hirschi, T. (2003). Una teoría del control de la delincuencia. Capítulo Criminológico. Obtenido de https://conflictosocialyconductadesviada.wordpress.com/wp-content/uploads/2010/11/hirsh-conrol-social.pdf

 

 

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